[…] Al menos tenemos que agradecer a la industria discográfica y a las estrategias de marketing que sea una lengua ajena la sometida al desgaste. Que para incentivar nuestras tendencias consumistas nos canten en otro idioma.
Es justo el efecto contrario de lo que nos va a ocurrir con este poemario, Saga familiar de un lobo estepario, mediante el cual Antonio Bux se adentra, una vez más y sin red de protección, en la lengua española como lengua de creación directa.
Antonio Bux consigue revitalizar el lenguaje, no en abstracto, sino, como no puede ser de otro modo, en su concreción idiomática. Dejar a un lado la italiana lengua materna para sumergirse en otro idioma nos otorga el regalo de reactivar y rejuvenecer nuestro idioma en di-versos niveles. […]
(extracto del prólogo de Antonio Praena)
[…] Bien provisto de una rara belleza y de un misterio que se retroalimenta continuamente, Saga familiar de un lobo estepario es un libro diferente y valiente. Valiente porque bucea sin bombonas de oxígeno en los enigmas y en las miserias de la identidad humana. Uno no podrá emerger de su lectura sino golpeado y transfigurado, que es lo mínimo que se le puede pedir a la buena poesía. […]
(extracto del epílogo de Jesús Jiménez Domínguez)
***
Todo es desaparecer.
Y desaparecer, dicen
los expertos, es orgánico.
Todo es órgano, instrumento,
vibración viral, táctil, memoria
de la nada y sufrimiento.
Y pienso el sentimiento
sin cesar de las plantas,
el movimiento sin vida
de las olas y del cielo.
Porque vida es desvanecer.
Los huesos que hablan,
objetos sin tiempo
en el tiempo de la vida.
Y pienso el silencio, y la gota
de silencio que soy. Y soy
lluvia de silencio, si escribo
que todo es experiencia.
Porque vivo que no soy,
vaya, que soy lo que no vivo.
Pero en estos poemas fui lobo,
y mis palabras vieron la Estepa.
Y mi familia fueron las palabras,
y mi presente es toda la oveja.
Y al final pienso en mi pareja,
en este yo que no soy y que amo.
Y pienso que amar, sin saber,
es poesía. Que sí, poesía, esa
palabra que no sé escribir,
es el lobo que me come muriendo.
Y a ti me rindo, animal del lodo, cuna
mortal del niño y del sosiego, me rindo
a tu experiencia, me rindo a tus dientes
si esta nieve lenta soy yo que me voy.
***
Amanecer en la mano
una piedra y ver en la piedra
menos que una sombra si la vida
es donde nunca amanece
¿de qué sirve la piedra si se muda
en palabra la mano?
Si muda en piedra la sombra
es la mano que nunca amanece
¿o quizás la palabra que hunde
sin su piedra la caída de la noche?
Hombre raro, tú que cortas
palabras en la sombra, cuando
amanece ves en tu mano sólo
la mano que te escribe.
EL MORDISCO DEL LOBO
Me robaron la lengua para doblar
mi cuerpo
pero crecí sin lengua, crecí ciego
mirando al espejo
vi el ojo del lobo
y una vida suspendida, vi a mi hijo
el ser no querido
el hijo de mi padre, vi en su cuerpo
un lobo herido, un chiquito
lobo hambriento
comiendo las luces del alma,
las luces sobrevividas
cómo se puede por hambre
matar el amor, la naturaleza
enseña:
en cada cuerpo hay una muerte
y en cada sombra es la vida
la que brilla sin dos soles,
en el olvido de Dios, el vapor
de la vida,
el alma de un lobo
mordiendo.